Un viaje alrededor del mundo: las grandes naciones del puro y sus marcas legendarias
Cada puro es un mensaje en una botella, un mensaje de una tierra lejana. El suelo, el sol, el clima y las manos que lo liaron: todo esto moldea su carácter. La historia de las marcas de puros es una saga de revoluciones, exilio y la incansable búsqueda de la perfección. Embarquémonos en un viaje a los epicentros del mundo del puro.
Cuba: la cuna de las leyendas
Cuba. El solo nombre es un mito. Aquí, en el legendario terruño de la Vuelta Abajo, crece el tabaco que se considera el punto de referencia para todos los demás. Los puros cubanos, los Habanos, son famosos por su fortaleza, complejidad y aromas inconfundibles de tierra, cuero y especias.
- Cohiba: La reina de los Habanos. Antiguamente liados en exclusiva para Fidel Castro y los invitados de estado, hoy es sinónimo de lujo cubano. Cada Cohiba es una obra maestra, liada por los mejores torcedores en la famosa fábrica "El Laguito".
- Montecristo: El éxito de ventas mundial. Nombrado en honor a la novela "El Conde de Montecristo", que se leía a los torcedores en el trabajo. Un Montecristo es siempre una apuesta segura, conocido por su especia equilibrada y de cuerpo medio.
- Partagás: Fortaleza y carácter. Fundados en 1845 por Don Jaime Partagás, estos puros no son para los débiles de corazón. Son intensos, terrosos y llenos de personalidad.
- Romeo y Julieta: El puro de los amantes. Hechos famosos por Winston Churchill, estos puros ofrecen una increíble variedad de aromas, a menudo con notas florales y afrutadas.
República Dominicana: la alternativa suave
Cuando la revolución cubana obligó a muchas familias de puros al exilio, encontraron un nuevo hogar en la República Dominicana. El clima era ideal y trajeron consigo sus invaluables conocimientos. Los puros dominicanos suelen ser más suaves, cremosos y accesibles que sus primos cubanos, pero no menos complejos.
- Arturo Fuente: Una leyenda resucitada de las cenizas. La familia Fuente ha sobrevivido a innumerables desgracias y hoy produce algunos de los puros más codiciados del mundo, como el legendario Fuente Fuente OpusX.
- Davidoff: El símbolo de la elegancia y la perfección. Originario de Cuba, Zino Davidoff trasladó su producción a la República Dominicana para cumplir con sus inflexibles estándares de calidad. Un Davidoff es siempre una experiencia de complejidad sutil y artesanía impecable.
- Ashton: Una asociación entre Robert Levin y la familia Fuente. Los puros Ashton son conocidos por su consistencia, sus aromas cremosos y sus tabacos dignos de añejamiento.
Nicaragua: la estrella en ascenso
Nicaragua es la "estrella fugaz" del mundo del puro. El terruño volcánico, especialmente en las regiones de Estelí, Condega y Jalapa, produce tabacos que no tienen nada que envidiar a los de Cuba en fortaleza y especia. Los puros nicaragüenses suelen ser picantes, dulzones y llenos de notas de chocolate negro y café.
- Padrón: Una historia familiar del sueño americano. Los Padrón huyeron de Cuba y fundaron un imperio conocido por los puros "box-pressed" y los tabacos estrictamente limitados y perfectamente añejados. Un Padrón es un festín para el paladar exigente.
- Oliva: De cultivador de tabaco a marca de culto. La familia Oliva ha cultivado tabaco durante generaciones, y su Serie V Melanio ha sido aclamada por críticos de todo el mundo. Representa puros ricos, complejos y perfectamente equilibrados.
- Joya de Nicaragua: "La Joya de Nicaragua". La fábrica más antigua del país, conocida por sus mezclas potentes e inflexibles.
Honduras y más allá
El viaje no termina aquí. Honduras ofrece puros fuertes y terrosos, a menudo con tabacos cultivados a partir de semillas cubanas (marcas como Camacho o Flor de Selva). Incluso Alemania y Holanda tienen una larga tradición en la fabricación de puros, en su mayoría shortfillers de tabacos indonesios y brasileños.
Cada marca tiene su propia firma, su propia filosofía. El nombre en la anilla es más que marketing. Es una clave para una historia, para un país, para una familia. Descubra estas historias, calada a calada.