El alma de la tierra: de la semilla al secadero
Cada gran puro comienza su viaje como una pequeña semilla, no más grande que una mota de polvo. Pero dentro de esta semilla duerme el potencial de una complejidad infinita y un profundo disfrute. Que este potencial se despierte alguna vez depende de tres factores cruciales: la tierra, el clima y la mano que lo cuida. Bienvenido a la Vega, la plantación de tabaco.
El Veguero: el primer artista
Mucho antes de que un torcedor coja su chaveta, el arte del puro comienza con otro maestro: el Veguero, el cultivador de tabaco. Es el guardián del suelo, el conocedor del clima y el primer garante de la calidad. Su trabajo es una mezcla de tradición centenaria y dura realidad agrícola.
Con animales de tiro, no con tractores pesados, remueve la tierra para no dañar las delicadas raíces. Selecciona las semillas, cuida los plantones en semilleros protegidos y los planta a mano en los campos. Vigila cada planta, quita las malas hierbas, combate las plagas y sabe exactamente cuándo ha llegado el momento perfecto para cada paso. Su conocimiento íntimo del terroir –la interacción única de suelo, clima y topografía– es la base de todo lo que sigue.
El milagro de Vuelta Abajo
Se ha intentado copiarlo. Se han llevado semillas cubanas a Asia, se ha analizado la composición química de los suelos y se ha simulado el microclima en invernaderos. Nunca se ha conseguido. La región tabaquera de Vuelta Abajo en la provincia cubana de Pinar del Río sigue siendo el Grand Cru indiscutible del tabaco para puros.
La tierra rojiza y rica en minerales, la humedad perfecta y la exposición solar ideal crean aquí unas condiciones que permiten que el tabaco negro cubano (Tabaco Negro Cubano) madure hasta alcanzar su pleno e incomparable esplendor aromático. Es el alma de la tierra cubana lo que se saborea en cada Habano auténtico.
Tabaco del Sol vs. Tabaco Tapado: un juego de luces y sombras
En los campos se pueden observar dos métodos de cultivo fundamentalmente diferentes, destinados a distintas partes del puro:
Tabaco del Sol (Sun Grown): Como su nombre indica, estas plantas crecen bajo el pleno sol del Caribe. La luz solar directa conduce a la formación de hojas más gruesas, aceitosas y fuertes. Desarrollan toda la fuerza y los intensos aromas necesarios para la tripa y el capote de un puro.
Tabaco Tapado (Shade Grown): Aquí, el campo se convierte en una catedral de tela. Las plantas de tabaco crecen bajo enormes telas de queso blancas (Tela Tapado) que filtran la luz solar. Este método, originario de Connecticut, protege las plantas del sol directo y de las inclemencias del tiempo. El resultado son hojas finas, sedosas, elásticas y sin manchas, con venas finas y un color más claro. Estas hojas impecables están destinadas al propósito más noble: se convertirán en la capa, la cara del puro.
La cosecha: un acto de paciencia
La cosecha del tabaco no es cosa de un día. Es un proceso de semanas que se lleva a cabo a mano con el máximo cuidado. Las hojas de una planta de tabaco no maduran todas al mismo tiempo. Por lo tanto, la cosecha se realiza por etapas, de abajo hacia arriba, recogiendo sólo las hojas que están maduras en ese momento. Cada hoja se rompe individualmente y se trata con cuidado, especialmente las preciosas hojas de capa no deben sufrir ningún daño.
La Casa de Tabaco: donde comienza la transformación
Las hojas verdes recién cosechadas se llevan inmediatamente a la Casa de Tabaco (también llamada Rancho). Estos típicos secaderos de tejados empinados caracterizan el paisaje de las regiones tabaqueras. En el interior, las hojas se ensartan por parejas en largos postes de madera (Cujes o Poles) y se cuelgan a secar.
Aquí, secada al aire (air-cured), comienza la primera gran transformación. Durante un período de 30 a 50 días, la hoja pierde lentamente su contenido de agua y el color cambia de un verde brillante a un rico marrón dorado. Se inician procesos químicos, se descompone la clorofila y se sientan las bases del aroma posterior.
Cuando las hojas salen del secadero, están secas pero aún no están listas para el puro. El proceso más importante y mágico aún está por llegar: la alquimia de la fermentación.